jueves, 29 de diciembre de 2011

La oruga

En víspera de Navidad, la oruga que se encontraba en mi ventana comenzó a crecer. Tal vez llegado el nuevo año se convierta en mariposa. Tal vez.

jueves, 15 de diciembre de 2011

ÍTACA


Por Konstantínos Kaváfis.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Adiós, amigos

Comparto con ustedes un mensaje de Fernando Villegas, publicado en La Tercera el 03 de septiembre de 2011, como último adiós a los 21 chilenos muertos en la tragedia de Juan Fernández.

Adiós, amigos

¿Quién no ha fantaseado tratando de prever cómo será su muerte? Algunos la desean rápida, tan súbita e imprevista que no la noten y no la sientan llegar; otros, al contrario, preferirían tener tiempo para despedirse y arreglar sus asuntos. La mayoría ni siquiera quiere pensar en eso. Sabemos qué ocurrirá, pero literalmente el hacernos cargo del asunto lo dejamos para otro día. Muy pocos la tienen siempre presente y desde el momento mismo del despertar, cada día; saben que puede llegar cuando menos se espera, que la vida es regalo frágil y, por tanto, animados por ese pensamiento, se esfuerzan en sacarle el jugo a cada hora, hacer "que cuente", valga la pena.

Personalmente, quisiera que cuando me llegue la hora sea no sólo habiendo vivido una vida plena y de la que no tuviera nada muy serio de qué avergonzarme, pero además deseo que tenga significado, sea valiosa, parte de un deber que trataba de cumplir, algo que hice o quise hacer para los demás. Una muerte en cama que nada entraña salvo la vejez, el haber vivido mucho, haber "durado", me parece tal vez cómoda pero poco significativa. Ya sé que muchos que vivieron vidas plenas murieron de ese modo, pero de todos modos envidio a quienes encontraron el final haciendo lo suyo.

¿No es así como perdimos a nuestros amigos y colegas de TVN y los demás pasajeros y tripulantes del avión de la Fach? ¿No fue volando hacia una lejana parte del territorio nacional no por diversión, sino para hacerse cargo de las tareas de reconstrucción, ver cómo iban, aportar una palabra, una idea, un comentario, una nota periodística, un saludo siquiera? ¿No era así, Felipe? Hablo de los dos Felipes, el colega de oficio y del entusiasta que nunca cejó en su afán por acelerar la reconstrucción. ¿Y no era así también para los pilotos? ¿No era de ese modo para el camarógrafo? ¿No fue por eso que todos ellos, los que embarcaron, subieron a ese avión? ¿Porque cumplían un deber, querían ayudar, ser parte del esfuerzo de sus hermanos de Juan Fernández, dar testimonio?

Y ahora se han ido. Lo hicieron antes de tiempo, prematuramente, o al menos así nos parece a los que aún vivimos, aunque bien sabe Dios que el tiempo es un engaño, porque siempre es hoy cuando morimos, hoy que debemos mirar hacia atrás y ver si valió la pena. Es hoy. Cumpla usted 100 años o 30, es HOY. Es hoy. Adiós, amigos.



Fuente:
http://blog.latercera.com/blog/fvillegas/entry/adi%C3%B3s_amigos

jueves, 25 de agosto de 2011

Yo elegí educar


"... debemos dar un salto desde el uso de la educación como medio de transmisión o reproducción de una cultura a un uso de la educación al servicio de una transformación, que nos lleve desde nuestra presente condición a algo que no conocemos". Claudio Naranjo.

Yo elegí educar. Mi formación primera fue la de Letras, luego, decidí estudiar pedagogía porque, simplemente, amo enseñar. Y sí, la educación está en crisis, pero no sólo en Chile, sino en el mundo entero. Una educación donde los valores altruistas han quedado fuera, donde el respeto por la Tierra y las especies que la habitan sólo se enseñan a través de imágenes en los libros; donde hablar de amor, de caridad, de tolerancia, de hermandad, de diálogo, queda resumido, con suerte, en "orientación" o en "consejo de curso"; donde filosofía, música, artes, tecnología, tienen el número de horas que les sobró a matemática o a lenguaje, porque sí, realmente música no se mide en SIMCE ni en la PSU, entonces, qué interesa...

La educación está en crisis, porque ya profesores ni estudiantes se sientes identificados, interpelados, con lo que "se pasa" en el colegio. Mientras el curriculum nacional llama a aplicar una perspectiva que se oriente a la formación de personas "competentes" en una sociedad actual, descuidamos los "objetivos transversales" que, "si queda tiempo", se tocan. Mejor, menos reflexión y más ejecución.

Entonces, no es de extrañar que hoy veamos tal nivel de violencia en las calles, donde seres humanos (sí, son humanos nos guste o no) hacen daño a otros seres humanos, quemando sus autos, sus paraderos, apedreando los mismos lugares por los que todos transitamos, garabateando a quien se pase por delante, gritoneando a los que piensan distinto, juzgando... suma y sigue. Qué decir de la violencia ejercida hacia el medioambiente y a nuestros hermanos de otras especies.

Yo elegí educar a seres humanos. A personas que manifiesten compasión por los demás y por eso desearía ver un país que dialogara en pos de lograr estos objetivos y no de buscar llenarse más los bolsillos de plata a costa de ideales genuinos y transparentes. No sé para qué estas personas que toman "las grandes" decisiones quieren más dinero si, al final, todos vamos para el mismo lado... porque, hasta lo que yo sé, no te piden impuestos para que te lleve la muerte. Entonces, ¿qué sentido tiene todo esto? ¿Por qué EE.UU. tiene gran parte de sus tropas en Medio Oriente? ¿Por qué en África los niños se están muriendo de hambre por desnutrición? ¿Por qué hablamos de escacez si vivimos en la abundancia? ¿Por qué no entregar una educación digna de seres humanos del siglo XXI? ¿Por qué no naturalizar la palabra amor, compasión, paz?

Con todo esto, creo que no me equivoqué, hoy también eligo educar y repudiar cualquier acto de violencia que atente contra la integridad de las personas, contra el bien común y, en lo posible, contra el medioambiente (claro, aquí también viene mi mea culpa como ciudadana carnívora, que consume electricidad, etc.). Yo quiero un país y un mundo diferente.

Para finalizar, vuelvo a las palabras de Claudio Naranjo (2007):

¿Cuánto dolor será necesario para despertarnos? (...) Necesitamos una educación que lleve al individuo hasta ese punto de madurez en el que, elevándose por encima de la perspectiva aislada del propio yo y de la mentalidad tribal, alcance un sentido comunitario plenamente desarrollado y una perpectiva planetaria.

Lo más importante que tengo que decir, sin embargo, en lo que respecta a la educación en el campo afectivo, podría ser la necesidad que tenemos de reconocer que su objetivo central es el desarrollo de la capacidad de amar.

domingo, 21 de agosto de 2011

A propósito de la resignación sobre los cambios en educación


Me parece respetable toda época. El ser humano tiene una historia que es lo que puede explicar ciertos fenómenos pasados y actuales, pero qué difícil es no caer en la resignación pensando que las cosas serán igual que siempre porque la historia así lo ha demostrado o que nada cambiará "la realidad" haga lo que haga. El ser humano tiene la hermosa cualidad de transformarse y cuando eso ocurre, a gran escala, vienen los cambios sociales. La educación es EL campo para la transformación social (ver "Cambiar la educación para cambiar el mundo" del siquiatra chileno Claudio Naranjo). En todos los campos del saber humano están ocurriendo transformaciones, el mundo ha evolucionado, los seres humanos también; no obstante, la educación que tenemos, la instrucción formal, es para seres humanos del siglo XIX!! Entonces, ante este panorama, es evidente que tenemos alumnos aburridos y desmotivados en el aula (lo mismo ocurre con los profesores) cuando los contenidos que se enseñan están desprovistos de contexto, de sentido y no guardan relación con las demandas actuales. Por eso creo que ES necesario, de forma urgente, que la educación tenga un giro.

Lamentablemente, vivimos en un país tan resignado que cree que todo seguirá igual siempre, porque la clase política empresarial es la que tiene el control de todo y,
a pesar de que no deja de ser cierto, no podemos olvidar que un país y una sociedad la hacen las personas que lo/la habitan. Por ello, si no se paralizan las cosas, los políticos seguirán recostados en sus sillones hablando de cómo fluctúa la bolsa. Los medios que los estudiantes están utilizando para hacer escuchar su voz están cambiando... y, además, esto ya no es un movimiento estudiantil, sino ciudadano. Algo está pasando también en la familia, y sobre eso, muchos hechos que han ocurrido lo constatan.

El uso de la creatividad y de la no violencia, a mi parecer, son los medios que pueden lograr el cambio que queremos. Ojalá también, la voluntad política y de los estudiantes para poder dialogar. Pero para que eso ocurra, primero, tenemos que creer... que es lo que más cuesta. Creo que lo que está ocurriendo hoy en nuestro país no son reactualizaciones de idealismos pasados, que se quedaron petrificados en algún momento histórico, sino que forman parte de un estado emocional actual, propio de nuestro presente como seres humanos abiertos a la transformación.

jueves, 18 de agosto de 2011

De colores y sonidos



Día nublado, lluvia copiosa, miles de personas, pancartas, gritos, música, danza, alegría. Todos caminando hacia una dirección. Hacia un fin. Disturbios aislados. Creatividad movilizada de distintas formas para enviar un solo mensaje: educación de calidad para todos. Escolares, universitarios, apoderados, ancianos, perros callejeros. Todos claman el mismo mensaje.

¿Y aún existen los escépticos y resignados? ¿Aquellos que se niegan a aceptar, y lo que es peor, a creer que los cambios son posibles? ¿Aquellos que creen que falta creatividad para mostrar descontento? ¿Aquellos que piensan que las formas de expresión son una ridiculez? Aquéllos, ¿qué esperan ver? ¿Qué esperan para creer?

Mientras aquellos se animan a caminar, el resto seguirá inundando de colores esta ciudad y brindando sonidos alegres que queden suspendidos en el aire, ofreciendo a este país una buena dosis de arte e ideales.

lunes, 1 de agosto de 2011

Los vecinos, los maestros


"Mi punto de comienzo es la creencia de que, de una forma u otra, todos somos una extensión de la historia del otro. El querer aprender acerca de nuestros vecinos es también el deseo de aprender acerca de nosotros mismos".
Loreena Mckennitt.


Me gustan mucho estas palabras de Loreena Mckennitt. Cada vez que las leo pienso en los maestros ("vecinos" los llama Loreena) que he tenido a lo largo de mi vida y descubro que lo que tienen en común estas personas es haberme enseñado cosas que, directamente, provocaron una transformación en mi interior... una transformación que me llevó a conocerme. Aclaro que con la palabra "maestro" no sólo me refiero a alguien que pudo enseñarme un conocimiento disciplinar, sino que me tomó de la mano y me guió hacia el sendero del aprendiz... aquel sendero que nunca termina y que siempre nos transforma.

Recuerdo los primeros maestros que he tenido en mi vida: mis padres (y hermanos), las dos hermosas personas que me dieron la vida y que fundaron mis valores como ser humano. A ellos les debo todo. En realidad, no les debo nada, pues me lo han dado todo y lo que se regala se hace por amor, sin esperar recibir nada a cambio.

Luego, pienso en mis profes del colegio y sólo recuerdo algunos rostros: tres para ser más exacta. Esas tres personas tuvieron en común el amor por la enseñanza y por hacer de nosotras, sus alumnas, personas más conscientes de la "realidad" y de la importancia del servicio.

Ahora bien, si la etapa escolar fue importante para mi, nada se compara con la experiencia vivida en la universidad. Cada día que pasa confirmo que mi primera
carrera no podría haber sido otra que LETRAS... qué hermosa carrera! Letras significó para mi, gráficamente, abrirme el cerebro y el alma a la belleza de las humanidades, a la pregunta por el ser humano y por el lenguaje. Letras me entregó la formación profesional y ética... fue mi maestra. Por supuesto que el camino fue conducido por profes admirables, pero, en mi caso, fueron tres los más significativos. Verdaderos maestros: uno lingüista, otra literata y, por último, el filósofo. EL FILÓSOFO. Aquel que me tomó de la mano y no sólo me guió por la senda, sino que me sacó de ella, me remeció, me empujó, me sacudió; luego me hizo llorar, me hizo reír y me hizo cuestionarme infinitamente... infinitamente. Él es mi maestro. Lo declaré hace muchos años, cuando lo vi por primera vez, con su forma particular de vestir, hablar y actuar.

Asimismo, pienso en mi pololo y en mis amigos. Al primero lo llamo "mi budita" y con eso lo digo todo. No hay palabras para describir el sendero que he recorrido junto a ese hombre. Los segundos son mi pilar afectivo de primera. El sostén de mi vida que la inunda de felicidad y amor.

Más adelante, llegó la danza y desde entonces no he parado de conocer a personas maravillosas, que me han mostrado una faceta de mi que no conocía. La danza me ha sacado de mi siempre terreno seguro- el intelecto- y me ha conducido a explorar mi cuerpo y las posibilidades que éste me entrega. Hasta ahora me he encontrado con grandes maestros. Sí, maestros y maestras, y lo digo sin ningún prejuicio y temor, pues tal vez no lo sean para los demás, pero sí para mi y eso hace la diferencia. Estas personas me han enseñado a mirarme con ternura y amor, me han mostrado que la gracia de la vida está en amar lo que se hace y pasarlo bien en todo momento. Pero, sobre todo, me han enseñado que lo más importante es siempre seguir aprendiendo, nunca darme por vencida y nunca perder la humildad. Ellos son unos grandes, pero cuando me enseñan son los más pequeños... y eso me encanta!!! Junto a ellos no me da temor preguntar, ni equivocarme; todo lo contrario, siempre quiero errar para poder escuchar lo que me tienen que decir, siempre quiero preguntarles para impregnarme de sus enseñanzas. Ellos saben quienes son... por eso, muchas gracias. Como dice el filósofo: agradecer, admirar y aprender. Ellos para mi siempre conjugan esta triple A.

Por último, tarde o temprano llegó el mundo laboral de la pedagogía. Claro, para eso también decidí estudiarla después de Letras... y ésta sí que ha sido la experiencia de aprendizaje más impactante. Ella no ha tenido piedad. La pedagogía me ha enseñado de golpe, sin atenuaciones ni cariñitos. Por un lado, he aprendido de los grandes, de aquellos colegas que me acompañan diariamente y que me contienen cuando río o lloro. Ellos me enseñan todos los días algo nuevo. Por otro lado, están mis estudiantes. Y aquí vuelvo a la cita de Loreena Mckennitt para decir que el mejor de los espejos han sido ellos, quienes me han obligado a mirar mi interior y escarbarlo hasta encontrar su raíz. Es increíble comprobar, día a día, que mis estudiantes son los mejores maestros que he podido encontrar, pues han puesto a prueba mi amor por la profesión, mi tolerancia, mi ética, mis ideales, mis enseñanzas, mis aprendizajes, mis métodos, mis decisiones, mi forma de ser... en fin, TODO. Así es cada día.

A veces me pregunto si vale la pena seguir por este sendero de la enseñanza/aprendizaje, que se forja en la paciencia y en la resiliencia... y la respuesta es sí. Mil veces sí. Por supuesto que el camino es más lento y tiene bastantes inconvenientes, pero la confirmación llega cada vez que entrego una sonrisa a mis maestros o que, al revés, ellos me dan una... Aquella confirmación y extraña alegría que experimentamos cuando hemos dado algo a otra persona... Algunos lo han llamado servicio, otros felicidad. Por ahí hay sujetos que creen que son lo mismo, y otros que creen que es pura locura.

No obstante, más allá de las etiquetas y de las certezas que no son certezas sino saltos a ciegas, lo importante es conocerse y saber donde descansa en paz el corazón. Y si existe alguien capaz de ayudarnos a descubrir eso, ése es el maestro (de ahí la importante consigna griega: Conócete a ti mismo).

jueves, 14 de julio de 2011

Estaba distraída


De un tiempo a esta parte, mi brújula interna había enloquecido, me sentía completamente perdida y lo peor de todo es que no era capaz de ver un rastro de luz futura. Es impresionante como ciertas experiencias pueden vaciarte interiormente. Así me sentía yo... vacía. Y la tragedia diaria comenzaba cuando tenía que entregar algo de mi a 200 niños y niñas que esperaban una respuesta... una respuesta que ni siquiera era capaz de dar a mi misma.

Hoy día aún no encuentro la respuesta, sólo estoy trabajando por realizar menos preguntas y menos juicios de las cosas, porque, simplemente, decidí abandonarme en las manos de Dios. Y, de pronto, casi en un acto conjunto del universo, aparece un mensaje de una gran amiga mía (que no la nombraré, porque ella es tan linda que siempre le gusta pasar desapercibida) mostrándome el norte que había perdido, parte de la respuesta que tanto he anhelado y, sobre todo, recordándome que a los amigos Dios los elige por algo.

Por ello, quiero compartir con ustedes parte del mensaje que me envió mi amiga, que surge de una prédica del padre jesuita Pablo Walker a partir de un texto escrito por el cantautor argentino muerto recientemente, Facundo Cabral.

He aquí mi respuesta...

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NO ESTÁS DEPRIMIDO, ESTÁS DISTRAIDO
por Facundo Cabral


No estás deprimido, estás distraído, distraído de la vida que te puebla.
Distraído de la vida que te rodea: Delfines, bosques, mares, montañas, ríos.
No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay 5,600 millones.

Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer, y gracias a la soledad me conozco; algo fundamental para vivir.

No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubistein interpretaba como nadie a Chopin a los 90. Sólo citar dos casos conocidos.

No estás deprimido, estás distraído, por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un sólo pelo de tu cabeza por lo tanto no puedes ser dueño de nada.

Además la vida no te quita cosas, te libera de cosas. Te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones. No perdiste a nadie, el que murió simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. ¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte: hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Michelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas, y nos aleja por que nos hace desconfiados.

Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible. Y sin esfuerzo porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida. Dios te puso un ser humano a cargo, y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz, después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesús: "Amarás al prójimo como a ti mismo".

Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios; y decide ahora mismo ser feliz porque la felicidad es una adquisición.

Además, la felicidad no es un derecho sino un deber porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un sólo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mando matar seis millones de hermanos judíos. Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileros, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, Mäiller, Mozart, Chopin, Beethoven, Caraballo, Rembrandt, Velásquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.

Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas; si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto: tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas ... y si le ganas, serás más humilde, más agradecido, por lo tanto, fácilmente feliz. Libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad, y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente como debe ser.

No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos, y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medidas.

Ama hasta convertirte en lo amado, más aún hasta convertirte en el mismísimo amor. Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que le destruyan hay millones de caricias, que alimentan la vida.

domingo, 3 de abril de 2011

El comienzo de un sueño

Había trabajado tanto que sólo quería dormir. Bebí una taza de té caliente y me fui a la cama. Cuando al fin posé mi cabeza sobre la almohada, sintiendo cada gota de placer que me proporcionaba hundir mis cabellos en ella, cerré los ojos al tiempo que acallaba mi mente para preparar el sueño. De pronto, a lo lejos, comencé a oír unas voces de niños. Abrí los ojos en el acto. Miré cada rincón de la habitación. No había nada. “Debió ser el comienzo de un sueño” me dije. Volví a cerrar los ojos e inmediatamente oí las voces de los niños, ahora mucho más cerca. Sentí el impulso de abrir nuevamente mis ojos, pero esta vez decidí que permanecerían cerrados, pues quería saber de qué se trataba todo este asunto. Las voces de los niños comenzaron a inundar mi habitación, reían y se decían muchas palabras que no alcanzaba a distinguir bien. Al mismo tiempo, comencé a sentir un aroma suave, mezcla de durazno y algodón que se entrelazaba con las dulces risas. Deseé seguir consciente para poder disfrutar de aquel momento que parecía una verdadera fiesta. No sabría explicar bien cuánto duró aquel momento, sólo recuerdo lo bien que me sentía. Y cuando pensé que habían pasado a penas unos minutos, mi despertador sonó. “Ya son las seis de la mañana, hora de levantarme”.
Crucé la puerta de mi trabajo, un poco inquieta por la experiencia poco común vivida la noche anterior. De pronto, ahí estaban: los niños jugando y riendo tal cual como lo había soñado. Me quedé quieta por un momento, mirándolos desde el marco de la puerta. En ese momento supe que no había sido un sueño ni un producto de mi imaginación. Ahí estaban, perfectamente existiendo, mis estudiantes.

sábado, 26 de febrero de 2011

Tu vida, mi vida

Un 27 de febrero del año 1986, a las 12 del día aproximadamente, una gran mujer dio a luz a su pequeño hijo, quien se convertiría 25 años después en un gran hombre. Aquel pequeño desde su infancia se diferenció del resto de los niños, por su empatía, nobleza y caballerosidad. Del mismo modo, siempre sorprendía a quienes lo rodeaban por su detalles cotidianos, ya que era poseedor de una intuición y observación sin par: ninguna cosa pasaba desapercibida ante sus ojos.

Durante su adolescencia sintió una gran afición por el basquetbol, deporte que cultivó con mucha disciplina y constancia, pues no podía dejar de pensar que constituía un hermoso arte como el cine, su otra pasión.

En el colegio tuvo muchos amigos y amigas, ya que nunca fue una dificultad para él socializar con otros pares, muy por el contrario, le encantaba rodearse de personas. Asimismo, hizo grandes amigos cerca de su casa, personas que conserva hasta el día de hoy que lo quieren y aceptan tal cual es.

Un día como cualquiera del año 2004 conoció a una joven, quien sería su amiga, compañera, admiradora y, sobre todo, la mujer de su vida. Junto a ella ha vivido grandes momentos, grandes experiencias, grandes aprendizajes. Aquella joven tuvo la dicha de que la vida le concediera la gran oportunidad de conocer a este noble hombre, que ella cuida y protege como un enorme tesoro.

Hoy, ella quiere agradecer a Dios que él cumpla 25 años de habitar esta tierra y que puedan estar juntos para celebrarlos. Ella piensa que nada es más importante en su vida en este preciso momento que contemplarlo a él, ya que la felicidad y la vida de él son para ella el oxígeno que respira.

lunes, 14 de febrero de 2011

La inmensidad


Ilustración: especialmente para este cuento, de parte de mi querido amigo Cristian Gonzalez



Sentada sobre una roca delante del inquieto mar, miré hacia el horizonte en aquel atardecer, luchando contra el miedo que se apodera de mi cuando me encuentro delante de la inmensidad. Cerré mis ojos, rogando encontrar algo que me devolviera la paz en mi interior. Cuando finalmente los abrí, miré nuevamente hacia el horizonte… no obstante, esta vez, mis ojos se toparon con los tuyos.