domingo, 21 de agosto de 2011

A propósito de la resignación sobre los cambios en educación


Me parece respetable toda época. El ser humano tiene una historia que es lo que puede explicar ciertos fenómenos pasados y actuales, pero qué difícil es no caer en la resignación pensando que las cosas serán igual que siempre porque la historia así lo ha demostrado o que nada cambiará "la realidad" haga lo que haga. El ser humano tiene la hermosa cualidad de transformarse y cuando eso ocurre, a gran escala, vienen los cambios sociales. La educación es EL campo para la transformación social (ver "Cambiar la educación para cambiar el mundo" del siquiatra chileno Claudio Naranjo). En todos los campos del saber humano están ocurriendo transformaciones, el mundo ha evolucionado, los seres humanos también; no obstante, la educación que tenemos, la instrucción formal, es para seres humanos del siglo XIX!! Entonces, ante este panorama, es evidente que tenemos alumnos aburridos y desmotivados en el aula (lo mismo ocurre con los profesores) cuando los contenidos que se enseñan están desprovistos de contexto, de sentido y no guardan relación con las demandas actuales. Por eso creo que ES necesario, de forma urgente, que la educación tenga un giro.

Lamentablemente, vivimos en un país tan resignado que cree que todo seguirá igual siempre, porque la clase política empresarial es la que tiene el control de todo y,
a pesar de que no deja de ser cierto, no podemos olvidar que un país y una sociedad la hacen las personas que lo/la habitan. Por ello, si no se paralizan las cosas, los políticos seguirán recostados en sus sillones hablando de cómo fluctúa la bolsa. Los medios que los estudiantes están utilizando para hacer escuchar su voz están cambiando... y, además, esto ya no es un movimiento estudiantil, sino ciudadano. Algo está pasando también en la familia, y sobre eso, muchos hechos que han ocurrido lo constatan.

El uso de la creatividad y de la no violencia, a mi parecer, son los medios que pueden lograr el cambio que queremos. Ojalá también, la voluntad política y de los estudiantes para poder dialogar. Pero para que eso ocurra, primero, tenemos que creer... que es lo que más cuesta. Creo que lo que está ocurriendo hoy en nuestro país no son reactualizaciones de idealismos pasados, que se quedaron petrificados en algún momento histórico, sino que forman parte de un estado emocional actual, propio de nuestro presente como seres humanos abiertos a la transformación.

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