domingo, 3 de julio de 2016

Al fondo de mí


Caigo y caigo, cada vez más profundo,  hasta tocar el fondo de mí misma, hasta sentirme,  perdonarme, aceptarme y quererme, pues si no lo hago yo, quién?  Miro hacia dentro, recorro con la memoria del corazón los momentos en los que he sido verdaderamente feliz y un dejo de tristeza me queda en la boca, luego llega hasta la garganta y queda allí  en forma de nudo.

Vuelvo a recorrer el fondo de mí y veo a una mujer que ha estado esperando siempre que llegue alguien que la haga sentir especial y querida y me pregunto: seré yo misma esa persona?  La vida una vez más me pone ante mi misma con el corazón roto: qué me quiere decir? Hay hilos internos que me muestran el camino para recobrarme y volver a encarnarme en este cuerpo que a ratos me cuesta aceptar y que hoy está al borde de los 30, esa edad que muchos agradecen por toda la fecundidad que trae. Me esmero para que sea fecunda para mí también.

Me miro en el espejo y me digo: aquí estamos de nuevo,  nos volvemos a encontrar,  pero esta vez te ves distinta,  una fuerza color violeta se proyecta desde ti hasta el infinito,  despréndete de los fantasmas del pasado que ya no existan más y vuelca tu mirada hacia la mujer bella que eres.  Siempre has sido especial,  lo sabes,  y eres única para ti misma. Dios te creó con un destino que se revela a medida que vives.  Déjalo fluir desde ti hasta afuera. Allí tomará el curso que tenga que tomar y cada día será distinto y te consolarás. Tu corazón volverá a sonreír.