Ilustración: especialmente para este cuento, de parte de mi querido amigo Cristian Gonzalez
Sentada sobre una roca delante del inquieto mar, miré hacia el horizonte en aquel atardecer, luchando contra el miedo que se apodera de mi cuando me encuentro delante de la inmensidad. Cerré mis ojos, rogando encontrar algo que me devolviera la paz en mi interior. Cuando finalmente los abrí, miré nuevamente hacia el horizonte… no obstante, esta vez, mis ojos se toparon con los tuyos.
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