Iba Andrés caminando rápidamente por las calles de su población, rumbo a su tercera clase de la universidad, alegre de que después de muchos esfuerzos al fin haya logrado entrar a la carrera que quería. De pronto, a lo lejos divisó a Doña Anita, la vieja vecina que lo acogió como a un hijo cuando su madre murió". Que le vaya bien, mijo" - le dijo la mujer mientras cruzaba la calle para darle un beso en la frente, aquel beso que cariñosamente le daba día a día cada vez que su Andresito salía de la casa en la que vivía con su padre. Andrés devolvió el gesto con una dulce sonrisa. "Gracias doña Anita, hoy llego a almorzar". El joven y la vieja mujer se alejaron, él a su estudio y ella a su casa, convencidos de que aquel día sería el mejor, más aún luego de aquel saludo y de aquella sonrisa.
jueves, 14 de marzo de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario