Hace un día comencé a desprenderme de mi pasado... Sí, ya era hora de botar aquellas viejas fotocopias de textos que leí alguna vez en Letras y, luego, en Pedagogía. Después de llenar tres grandes cajas de plástico con cuanto papel pasó por mis manos, decidí que no podía seguir acumulando más cosas. En realidad, no porque no quisiera o porque me molestaran, simplemente porque ya no iba a leer todo lo que allí se encontrara. Eso es un hecho, con los años al parecer una se pone más selectiva.
Entre todos esos papeles, encontré un cuaderno de un curso que tuve en Formación General, durante Letras, que se llamó Arte Musulmán en España. En esa época deseaba poder hacer cinco cursos de la misma área para obtener el Certificado en Estética Oriental, pero por temas de horario no pude, así que me conformé con realizar dos cursos en esta área junto a la profesora María Teresa Viviani, del Instituto de Estética de la P.Universidad Católica. Resulta que en la portada de este cuaderno alguna vez anoté una cita de un libro titulado Cervantes y el Islam: El Quijote a cielo abierto, de Antonio Medina Molera. Hoy deseo compartir esas palabras con ustedes, pues nunca antes me hicieron mayor sentido:
Mi corazón ha sido capaz de revestir todas las formas: es pasto para las gacelas y convento para los monjes; templo para los ídolos y Kaaba para los peregrinos, las Tablas de la Torah y el libro del Corán.Mi creencia es la del amor; allí donde se encamine la caravana del amor, allí van mi corazón y mi fe.Ibn al-'Arabi
Tal vez lo fascinante de desprenderse de ciertas cosas pasadas es que de tanto escarbar y escarbar puedes encontrar algo que, al reactualizarse, te llena de sentido en un presente que nunca imaginaste.
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