Nunca he sido seguidora de Arjona. De hecho, no simpatizo para nada con su estilo "trovadoresco". Sin embargo, por un virtuoso accidente, hace unos cuatro años atrás descubrí una de sus canciones que no me dejó indiferente. Es más, me reveló una bella sabiduría: que el amor no tiene un lenguaje definido. Sí, aquella canción me mostró que los seres humanos invertimos tanto tiempo de nuestras vidas buscando, imaginando, a una persona ideal como nuestro/a compañero/a de camino, ojalá parecido/a a nosotros cuando, al parecer, un amor tiene poco de eso y mucho más de diferencia, de "desidealización" ("poco de utopías" dirá Arjona). Claro, vamos detrás de un amor ideal como si lo que imaginamos fuera mucho mejor que lo que alguna persona nos puede mostrar en su autenticidad, tal cual es; como si nuestra propia imagen fuera la clave del amor correspondido, cuando, al parecer, todo indica que lo más entretenido es que cada persona aporte su cuota de diferencia para que el asunto funcione y nos entregue muchos momentos gratos, inundados de aquello que algunas personas han llamado felicidad.
El tema de la propia imagen me hace recordar el fatal mito de Narciso, quien vivió muchos años inconsciente de su belleza, ya que Tiresias predijo que si algún día veía su imagen en un espejo, sería su perdición... y así fue. Narciso murió tratando de alcanzar su propio reflejo en la orilla de un río (parece que los griegos tenían mucho que anticiparnos).
La siguiente es la letra de la canción de Ricardo Arjona que, como sea, siento que esconde un hermoso secreto sobre cómo vivir un amor.
Quién diría
Quién diría que el mink y la mezclilla,
podrían fundirse un día, quien diría.
Tu caviar y yo tortilla, quien diría,
Parece que el amor no entiende de plusvalías.
Tú vas al banco y yo prefiero la alcancía,
oigo Serrat y tú prefieres Locomía.
Tú vas al punto, yo voy por la fantasía,
parece que el amor no entiende de ironías.
Quién diría, quién diría que son años,
los que ya llevamos juntos de la mano.
Quién diría, quién diría que lo importante
es aceptarte y que me aceptes como humano.
Si que te amo y que me ames es una ironía,
que bendición la mía,
despertar junto a ti cada día.
Yo trovador y tú estudiante de economía,
tú con los números, yo con la filosofía.
Y aunque suene imposible en teoría,
al amor le importa poco las utopías.
Dice la gente que tú y yo no hacemos compañía,
por ser agua y aceite que ironía.
Si fuésemos iguales que apatía,
no tendríamos de que hablar cada siguiente día.
Quién diría, quién diría que son años,
los que ya llevamos juntos de la mano.
Quién diría, quién diría que lo importante,
es aceptarte y que me aceptes como humano.
Quién diría, quién diría que son años,
los que ya llevamos juntos de la mano.
Quién diría, quién diría que lo importante,
es aceptarte y que me aceptes como humano.
Si que te amo y que me ames es una ironía,
Que bendición la mía
Despertar junto a ti cada día.
jueves, 7 de octubre de 2010
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