martes, 7 de junio de 2016

Si pudiera



A veces pienso en el tiempo, en cómo sería si uno pudiera congelar ciertos momentos o ir a ellos nuevamente, para vivirlos con la conciencia y el aprendizaje del presente. Si pudiera escoger a qué instante volver, sería a aquel verano del 2012, en Puerto Montt. Cuántas alegrías, tristezas y sueños compartidos; ese verano fue una buena siembra. Nunca pensamos que después de ese verano todo cambiaría en nuestras vidas, para todas y todos. Cuánta agua ha corrido ya desde entonces, y yo evoco ese pasado con la nostalgia de quien mira y entiende cómo se creaban pequeñas corrientes subterráneas de dichas y desdichas.

Si pudiera ir a esos cinco días, esta vez elegiría vivirlos sin apegos a personas que ya no están, sin miedo a lo que pasará… quizá me reiría aún más, y conversaría sin pensar qué dirán los demás, quizá trataría de ser más plena, de apegarme menos a situaciones dolorosas e infecundas. Si pudiera volver a esos cinco días, no perdería la oportunidad de disfrutar más el día, más de lo que lo hicimos, me sacaría más los zapatos y me bañaría en los lagos. Quizá volvería simplemente para disfrutar de ese tiempo misterioso que tanto nos sanó el alma. Volvería a recorrer esas calles con mucha esperanza, dejando atrás la desolación.

A veces sueño con ese tiempo, con todo ese año, que tantas penas y dichas me donó a la vez. ¿Será que este tiempo se parece a aquel? Quizá. A veces siento que sí y otras veces que no, porque ahora tengo otra mirada, porque a veces me siento diferente… porque a veces siento que soy otra. 

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