Para este tiempo de Navidad, un tiempo de amor y paz... de estar en "buena onda" con quienes amamos, quiero dejar una oración que ha sido muy significativa para mi desde que una querida amiga mía me la mostrara. La oración se llama "Oración para aprender a amar" y su autora fue la Madre Teresa de Calcuta, aquella hermosa mujer que nos mostró un camino para seguir a Dios: el de la sencillez y el desapego.
ORACION PARA APRENDER A AMAR
Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;
cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
Madre Teresa de Calcuta M.C.
viernes, 24 de diciembre de 2010
jueves, 23 de diciembre de 2010
Navidad
Recuerdo que a comienzos de noviembre comenzaron las primeras publicidades anunciando la pronta llegada de Navidad. Avisos comerciales llenos de luces y personas felices, reunidas alrededor de un bello árbol de pascua junto a muchos regalos. Pasadas las semanas, interminables ofertas comenzaron desatando una verdadera locura por las compras. Ni pensar ir al centro de Santiago o a calles como Meiggs o Patronato si no quieres ser arrasado/a por el mar de personas que se instala pasada las 17.00 hrs. Ni mucho menos pensar en dialogar con alguien en medio de ese caos, ya que los niveles de hostilidad y frustración han subido entre las personas. Continuamente se escuchan discursos que dicen algo así como "espero que estas fechas pasen pronto" "me carga la navidad, pues uno tiene que gastar mucho dinero y tiempo en regalos"; palabras que nos anuncian que la Navidad está dejando de ser una fecha especial de felicidad y gratitud para las personas. Y no es de extrañar, pues la sociedad de consumo en la que vivimos, materialista, inmediata y desechable nos señala que, efectivamente, la Navidad es una fecha para comprar y regalar.
Hace poco tiempo mi mamá me comentaba que escuchó unos testimonios de personas que perdieron familiares para el terremoto y tsunami vivido por nuestro país el 27 de febrero de este año. Estas personas relataban cómo piensan pasar estas fiestas sin sus seres queridos. Como pueden imaginar, fueron testimonios tristes, con un profundo sentimiento de nostalgia, de añoranza por aquellos que se fueron. Un señor comentaba que él puso su árbol navideño con mucha pena, pues su hija (quien fue llevada por el mar) antes lo hacía; no obstante, el hombre se encuentra lleno de esperanza, pues tiene una secreta certeza de que de todas formas sus seres queridos lo acompañarán.
Ante esto, entonces, cabe preguntarse: ¿qué queremos regalar para esta navidad? ¿qué significado tiene para nosotros esta fiesta? ¿dónde estamos poniendo nuestro esfuerzo y energías? ¿qué queremos agradecer?
Navidad para las comunidades cristianas tiene un profundo valor, pues se relaciona con el nacimiento del Salvador, de Jesús. Sin embargo, para personas y comunidades no cristianas también tiene un sentido que se relaciona con el hogar, el amor, con la paz y la esperanza... Estar en familia, agradecer por lo que la vida nos ha dado (y no tanto por lo que no nos ha dado). Tal vez las duras experiencias que como país y que individualmente nos ha tocado vivir este año sean una invitación a replantearnos ciertas creencias y prácticas... a ofrecer una cálida sonrisa en vez de una palabra mal dicha. Cuando vemos y evaluamos lo que nos ocurre desde el punto de vista del aprendizaje y nos preguntamos ¿qué me está queriendo decir la vida con esto? ¿qué me quiere enseñar? comienzan a surgir diversas respuestas. Tal vez la invitación para esta navidad 2010 sea preguntarnos ¿qué queremos regalar a quienes amamos?, y yendo un poco más lejos, ¿qué queremos dar a quienes no conocemos? Posiblemente obsequiar un regalo es un gesto valorable, pero dedicar un "te quiero", un "gracias" a alguien tiene un valor incalculable, ya que abren un espacio interior relacionado con el afecto y el reconocimiento que cada uno de nosotros busca.
Navidad significa renacimiento... ¿qué queremos que (re)nazca en nosotros y en las demás personas?
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