Amanda siempre vivía en ensoñaciones. Leía tanto, tanto, que siempre pensaba que su vida sería como la de un cuento de hadas. A veces, imaginaba que caminaba por un gran bosque y que, de pronto, se encontraba con una casa blanca toda cubierta por enredaderas y, junto a la casa, una pequeña laguna con un muelle solo para ella. Así pasaba horas sobre su cama imaginando que viviría en aquel lugar hasta su muerte. En otras ocasiones, mientras caminaba por la calle, jugaba a ser invisible para que nadie pudiera notar su presencia, pues en medio de todo el ruido era la única forma de encontrar un espacio de soledad. Amanda era muy feliz así tal cual llegaban las cosas o, mejor dicho, tal cual las imaginaba.
Un día, sin querer, Amanda vio algo que la dejó con una sensación de nostalgia y de desolación inmensa... Lo que vio la hizo caer en la cuenta de que la historia de su vida probablemente concluiría al cerrar la última página del libro que estaba leyendo y que, aunque no quisiera, las cosas aparecerían teñidas de otro color, del color que justamente en su mente no existía.
miércoles, 11 de agosto de 2010
lunes, 2 de agosto de 2010
El río
Deseaba con todo mi corazón cruzar el río. Y cuando finalmente lo hice, descubrí que siempre estuviste ahí observándome con tus ojos llenos de vida.
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